Según los datos de la UCA, la pobreza cayó al 36,3%
Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, advirtió que la mejora estadística no refleja una recuperación real en las capacidades de consumo y alertó sobre la persistencia de la pobreza estructural.
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(CNN Radio Argentina) -- La Universidad Católica Argentina reveló que la pobreza alcanzó el 36,3% en el último trimestre, su nivel más bajo desde 2018. Sin embargo, para Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), la baja “tiene matices metodológicos” y no implica una mejora sustantiva en el bienestar de los hogares. “Efectivamente cayó la pobreza y la indigencia, pero la caída no representa la mejora real de las capacidades de consumo”, explicó.
Según Salvia, la serie histórica de la UCA muestra una correspondencia con el INDEC, aunque con valores levemente superiores. Aun así, insiste en que la comparación con 2018 puede inducir a conclusiones apresuradas. “La capacidad de consumo de los hogares en 2018 era mayor que la que registramos ahora, aunque las tasas estadísticas sean similares”, señaló. En ese sentido, resumió el fenómeno con crudeza: “Estamos tan mal como cuando estábamos mal”.
El especialista remarcó que cerca del 30% al 35% de la población permanece en una situación de pobreza crónica. Entre los factores que distorsionan la medición por ingresos mencionó el encarecimiento relativo de servicios básicos y no transables: “Los valores actuales de luz, gas, agua, transporte o comunicaciones están mucho más altos que los parámetros con los que se mide la pobreza por ingresos”.
Salvia destacó que algunos indicadores sociales muestran mejoras, aunque sólo parciales. La inseguridad alimentaria severa disminuyó, pero “llega apenas a los niveles postpandemia”. Algo similar ocurre con el acceso a la salud o el estrés económico: “Son mejoras, pero no alcanzan los mejores momentos de 2011, 2012 o 2017”. Aun con inflación a la baja, el experto advierte que la pobreza difícilmente caiga con rapidez.
En relación con el impacto de las políticas sociales, subrayó que el aumento de la Asignación Universal por Hijo fue un factor clave para contener la indigencia. “Los ingresos de ayuda social aumentaron 75% en términos reales. Eso hizo que la indigencia esté menos sobreestimada que la pobreza total”, señaló. Pero advirtió que esta dinámica profundiza una dependencia estructural: “Las familias pobres dependen cada vez más de la ayuda social y menos del trabajo”.
Sin esos programas, los niveles serían sustancialmente más altos: “Sin planes sociales, la pobreza treparía al 42% y la indigencia se duplicaría”. Para Salvia, la dificultad central es el acceso al empleo para el 30% más vulnerable. “No es un problema que se resuelva con programas sociales ni con que caiga la inflación. Es estructural”, afirmó. Explicó que el mercado laboral actual demanda empleos de mediana y alta calificación, mientras que la economía interna y las pymes enfrentan limitaciones para absorber trabajadores de baja calificación.
Sobre un eventual efecto de aumentos adicionales en las transferencias sociales, advirtió que su impacto sería acotado: “Un incremento del 25% en la AUH apenas bajaría un punto la pobreza, aunque sí reduciría más la indigencia”.
Salvia concluyó que la mejora reciente debe interpretarse con cautela. Si bien hay una baja estadística, los indicadores de bienestar no recuperan niveles previos a la crisis. “La Argentina se empobreció en los últimos 10 o 12 años. Aunque baje la inflación, la pobreza no se reducirá fácilmente”, sostuvo.
